sábado, 31 de enero de 2009

La lluvia sobre Ti.

I.
Esa tarde la lluvia caía como espinitas sobre tu cuerpo desnudo,
Cómo pétalos,
Cómo amores de libros de cuentos…
Pero tu cuerpo era apenas una flor cordillerana contra ese llanto del cielo

II.
Así se echó tu piel a caminar sobre el campo,
Donde la luna asustada se había escondido,
Donde el sol, celoso de tu belleza se había ido lejos.

III.
Pero tu caminabas bajo esa lluvia,
Y tus manos, como hojas del árbol frondoso de María Pinto,
Resistía esa tormenta

IV
Así corría esa noche en esa región de la tierra donde las personas sencillas reían de los gallos de la pasión y su presumido plumaje de oro,
Donde sólo valía el aroma dulce de tu piel cubriendo como un manto la oscuridad sagrada de la noche.

V
Ahora ya casi es de madrugada,
Los pájaros se despiertan otra vez para emprender el viaje,
Pero ellos están tristes,
Porque el sol y la luna
Nunca fueron tan necesarios como tu perfume,
Que irradiando la comarca,
Les dicen que están vivos,
Que la muerte no existe.