martes, 24 de abril de 2007

Me envuelvo en tí.

Es necesario que te escriba,
Pero las palabras, las expresiones, cobran vida propia,
Se atropellan,
Como un enjambre de arena rodando por la playa de Matanzas,
Por ejemplo; “vuelo de hoja”, “piel”, “aroma de almendros”, “risa”, “ojos que miran como ríos”, “otoño o el último escenario de colores antes del invierno”,
Ya ves que en mis pensamientos las cosas se encabritan,
Como un animal asustado, que ha sido liberado de noche en el campo.

lunes, 23 de abril de 2007

Te advierto

Te advierto,
no acepto que se deje mal tapado un frasco de mermelada,
o que se dejen migas de pan en el plato de la taza de café,
ni que se deje encendido un gas de la cocina,
ni que se cierre todo con llave, como si el universo fuese hecho de ladrones,
ni menos que intentes reparar las papas de mis calcetines,
o que quieras darme una sorpresa de cumpleaños,(esto lo odio a muerte)
o que pienses en que el agua de hierbas me hace mejor después del almuerzo,
o que me digas que fumo demasiado,
o que creas que bebo a escondidas,
pero lo que no voy a aceptar por motivo alguno,
es que me mientas con los mismos ojos que miras el mar!
las palabras me dan lo mismo (en este especial sentido),
pero si tus ojos no miran de verdad
damos la situación por terminada.
Después de todo la noche es larga y no digas que no te lo advertí.

Tus ojos

Tus ojos y los míos se cruzarán esta tarde,
¿cómo ha de ocurrir?
ha de ser como cuando mi iban a arrancar un diente de leche,
con un hilo amarrado a la puerta?
ha de ser tan rápido y tan agudo el cruce?
o será como una caída,
una de esas caídas infinitas de los sueños, donde nunca se alcanza a tocar el suelo?
o será como acurrucarse
en los pechos tibios de la madre,
o será como la vehemencia del viento agitando los los álamos horas antes de la lluvia,
o simplemente será como dejar caer los párpados,
en el sueño tibio que inundó la siesta en aquella provincia.

Tu rostro

Tu rosrtro se me ocurre como como una flor en el campo,
como una margarita que se ha salvado de la despiadada cegadora de trigo,
como los colores que empujan al cielo a seguir siendo cielo,
como la promesa infinita de la semilla,
de la madre,de la nieta y de la tataranieta,
y de todas las generaciones de la eva,
aquella que he dejado partir mil veces,
por la que he llorado sin llorar,
que he maldecido con los puños apretados
y un fantasma de revólver en la oscuridad,
aquella que aún de noche,
con las estrellas vistas desde niño,
empuja al cielo a seguir siendo cielo.

El Mar

Ayer soñe con el mar,
con una ola gigante que mojaba mi ropa,
auque yo estaba casi desnudo,
ahora es de día,
y estoy despierto,
y el mar es apenas una línea en el horizonte,
que se confunde con el cielo,
cuya brisa es como el espíritu de una mariposa ausente,
que ha muerto en otra época, en otra centuria,
cuando los pájaros y el cielo parecían una misma cosa.

miércoles, 18 de abril de 2007

Mandamiento

“SI ARDE EL FUEGO EN TU MENTE,
SI SIENTES DESEOS DE MORIR,
DE DESGARRAR TU VIENTRE CON TUS MANOS,
ESTE ES EL CÁLIZ,
BEBE DE SU SANGRE Y TU PENSAMIENTO VIAJARÁ HACIA LA MUERTE SIN MORIR, HACIA LA VIDA SIN ESTAR VIVO”

Escapatoria

El corrió,
Sus manos sangraban,
No podía creer lo que había hecho pero ya era tarde,
Tarde para reflexiones y habladurías,
Tarde para sentarse y llorar,
Tarde para respirar,
Corrió, corrió, desenfrenadamente, cargando sus manos contra su pecho, en un gesto inútil, hasta que el último borbotón de sangre ya sin presión se escapó por sus dedos,
Como agua, como arena,
Hasta que su corazón quedó latiendo en el vacío,
Como un engranaje que ha roto sus dientes,
Como el niño que no alcanza los pedales en la bicicleta,
Hasta que de pronto se hizo de noche siendo de día,
Así se fue apagando el universo,
Todo el universo.

De Luna y de Viaje

I.
Un olor primitivo tocó mis sentidos,
Como de avellanas tostándose en el incendio del campo,
Como de una noche que se arrastra, como marea en una playa que nadie mira.


II.
Así se llenó la luna de fantasmas,
Recortando los cerros del valle central,
La luna,
Como una luciérnaga inmortal,
Tiñendo de plata las formas,
Las figuras en la penumbra,
que desaparecen, cambian, se confunden,
en un universo en blanco y negro, y las margaritas del campo y las piedras,
brillan y dejan de brillar.


III.
Mientras viajo de regreso a casa,
Algo me dice que abandono la vida, toda la vida,
Para refugiarme en la caverna abandonada,
En silencio,
Donde ya nadie cuida el fuego,
Donde lo mismo es el día que la noche.


IV.
Mientras viajo,
La luna redonda me acompaña, como un vestigio de mundos lejanos,
Donde no se respetan las leyes de la naturaleza,
Donde el hombre no tiene importancia.


V.
Quién te dijo que los árboles no asustan en la noche,
Vi reyes deformes y súbditos hablando en voz baja,
Mariposas ingenuas atadas a la tierra,
Grandes animales antediluvianos,
Y volcanes extinguidos,
Planos, como un montaje macabro,
Como un escenario preparado para el gigante,
Que quizás haya muerto,
Pero no me alivia,
Su fantasma se me ocurre como una noche eterna.

VI.
Estaremos equivocados?
O sólo basta sumergir las manos en el agua delgada que corta el camino,
Tocarla,
Untar los dedos en esa sustancia sabrosa,
Fría y delicada,
Que hace florecer hasta los párpados del muerto
Bebe,
Bebe de este cielo,
De este aire, de esta tierra,
Embriágate de los aromas dulces del campo,
Del olor del pasto cegado en la tarde,
De la chimenea en ruinas,
Del este delicado rayo de luna,
Que empuja tu cuerpo hacia el origen,
Como una promesa,
Como un deseo cumplido.

A Paula Emilia

Esa mañana ella dormía pero repentinamente algo la despertó, algo como un ruidito pequeño revoloteaba en el cuarto. Era esa casa en el campo, donde iba a veces con los abuelos a pasar el verano, como ahora, sólo que los abuelos no estaban ya y su madre era ahora la responsable de hacerla sentir como era de veras, una niña; una hermosa niña de piel suave y el pelito al viento en esas largas tardes de sol.
Primero abrió sus ojos grandes ojos oscuros como cristales volcánicos cuando algo interrumpió su piel, algo como un aire chiquito cruzó casi encima de su cara, se asustó y sentó bruscamente en la cama pero de a poco el rictus pasó del miedo a la sorpresa alegre. En el cuarto, iluminado por esa mañana, una mariposa volaba de un lado a otro de la pieza, como una nave, como el último vestigio de un animal extinguido, como si una flor fuese la que vencía la gravedad, de grandes pétalos anaranjados y bordes negros.
Paula Emilia brincó de la cama, quería tomarla en sus manos; atraparla con el instinto que tienen los niños cuando ven el mundo, que a veces quieren tocar la luna con los dedos o guardar una estrella en un frasco vacío.

Pero tuvo otro plan; le dejó volar, el insecto como un pequeño sol saltaba de una región a otra, llenando de luz el rostro y la piel de Paula Emilia. Pero sus ojitos curiosos no querían abandonar ese proyecto. De pronto la mariposa se posó en una larga cortina apenas abierta que cubría la ventana, era la oportunidad para Paula Emilia y no quería dejarla pasar. Se acercó conteniendo la respiración, el animal batió sus alas con lentitud ceremoniosa y giró hacia ella, su probóscide y sus ojitos fasciculados apuntaban a su cara, Paula Emilia extasiada y sin poder controlarse acercó sus dedos y tocó suavemente las alitas de aquella misteriosa visitante que se dejó seducir unos segundos antes de hacer una turbulencia de colores, entonces, Paula Emilia satisfecha abrió la ventana y la mariposa se marchó.

Ese día fue distinto para ella, desde el comienzo.
Paula era una mujer bella, bella como una niña, regalona como una niña, sensible como una niña, y sus sueños de mujer, de veras eran los de una niña.
Desayunó como siempre, café y la colorida mermelada de frutas de temporada, también como siempre su madre le regaloneó. Se levantó de la mesa y salió a caminar por el campo.
Llevaba un vestido de flores y un telón de delgada lana sobre los hombros. Caminó por las praderas y el pasto aún mojado por el rocío de la madrugada mojaba sus suaves piernas y sus sandalias.
Era feliz, todo lo que necesitaba estaba con ella, la tierra, su madre, la brisa fresca sobre su piel, el sol asomando en los redondeados cerros del campo pintando de verde claro las minúsculas espigas de las praderas, el olor de las cosas, de la vida…
Hubiera querido saltar de alegría, y lo hacía.
De pronto comenzó a correr, correr pradera abajo; a lo lejos, muy a lo lejos el mar como una línea delgada en el horizonte, aparecía mezclado con el cielo aún oscuro por el sol que apenas rallaba la mañana.
Paula Emilia corrió, corrió como si quisiera gritar sin hacerlo, embriagarse del viento frío, estiró las manos a modo de alas y algo muy curioso ocurrió.
De pronto todo estaba oscuro, en silencio. Estaba como en una sala hecha de un material parecido a la piedra, como una caverna fría y suave; sintió miedo, miedo de verdad, trató de moverse pero era imposible, no podía tocarse, quería llevar sus manos a la cara, sentía calor, era imposible.
Entonces algo comenzó a ocurrir; un dolor como una contracción desgarradora se inició en su vientre, y en sus manos y en sus piernas algo como la agonía de un pez que ha sido sacado del agua, pero con una promesa distinta a la muerte, algo como una convulsión que estremecía cada milímetro de su cuerpo, sentía nuevamente calor, ahogo, ¿donde estaba el aire fresco de la mañana? ¿donde estaba el sol y el mar?.
Estaba en esa reflexión cuando de pronto algo como un fluido se desprendió sobre su cabeza. Quería llorar pero no le salían lágrimas, tenía miedo, trató nuevamente de tocarse y algo extraño pasó entonces. Era como si esa caverna de piedra suave y oscura como una nada se rompiera, se separara, como si de la oscuridad ciega se formara un universo; miró hacia delante y una línea comenzó a abrirse frente a sí y un rayo de luz casi quemó sus ojitos, frío, frescor y sol recorrieron su cabeza y comenzaban a inundar su cuerpo, Paula Emilia no entendía nada, ¿estaba de verdad bien? ¿y su madre,? ¿dónde estaba?, ¿alguien habría visto donde se encontraba?. Trató de tocar su cara pero algo increíble pasó. Cuando movió sus brazos hacia delante algo se desgarró de su cuerpo, un dolor agudo y breve la conmovió y cayó, como en una caída infinita, no sentía dolor ni frío y por fin podía ver el campo, pero el campo estaba distinto. El sol parecía ahora más brillante y más juguetón, más amigable; el mar era una explanada inmensa y voló; voló remontando una brisa amable del sur, como una fuerza de sostén que la llevaba a disfrutar de las copas de los árboles y del color de las flores de los robles, batiendo sus alitas como láminas de oro…

Cuando de veras se despertó, sintió un ruidito en su cuarto del campo en el verano, era una hermosa mariposa de ribetes anaranjados y negro azulado que revoloteaba de un extremo a otro en ese espacio.

Paula Emilia sonrió, rió, hasta que sus ojitos se quebraron en miles de gotitas laminadas, sentía alegría y se tiró de espaldas sobre la cama. Secó sus ojos de esas lágrimas preciosas. El universo, ese universo para Paula Emilia, era todo lo que necesitaba para ser feliz.

De tus crisálidas

Cayendo desde el cielo,
Como lluvia de cristales,
Como promesas,
Como balas apagadas,
Así tu nombre precipitó sobre mi nombre.

La otra Vida

Abandona la Clorpromazina,
arde en tus demonios, abre tu cerebro a las voces que se ocultan en ti,
a las voces de Dios,
a las luces del sendero definitivo,
del cual no regresarás,
Nunca.

Nunca es suficiente declararte mi amor

Nunca es suficiente declararte mi amor.


Si no quieres,
Nunca mas iré con mis historia pendejas de niños que miraban el mundo,
Si no quieres,
Nunca más iré con poemas pendejos de amor, de corazones azules que sangraban hacia el mar,
Si no quieres,
Nunca más iré con metáforas pendejas de otros mundos dentro del mundo.
De la luna plateando el mar,
O de lágrimas que se convertían en pájaros.

Pero si quieres,
Contaré todas las historias de niños que llevo consigo,
Si quieres,
Escribiré todos los poemas de amor que puedas imaginar, sobre dragones y valientes amantes,
Si quieres,
Bordaré con pétalos de flores cordilleranas un vestido par Ti,
Si quieres
Mi propio amor será un pájaro surcando el azul océano pacífico.

Síntomas Positivos I

Síntomas Positivos I.
Y entonces una voz me habló de lo alto, “ándate al laboratorio mejor será” (dijo riendo), Que tienes la marca de la bestia…
De que hablas ¿ le pregunté..
Los que aman con locura nunca serán amados, Ahora vete!,
Y deja la puerta cerrada.

II. Entonces apareció una segunda voz, Era la voz de Lucy y me dijo:
“Yo soy la madre de todas las madres, Y te digo,
Todos los hombres han sido mujeres primero” Ahora vuelve por donde viniste y déjala en paz, Que nosotras en estado nativo no tenemos dueños ni amos,
Ni menos aceptamos mocosos de mierda que se crean aquello.

III.
Y entonces una tercera voz me habló y me dijo:
Honra a tu padre y a tu madre,
Anda al mar de Valparaíso,
Toma una piedra y arrójala hacia adentro,
Llora,
Llora todo que puedas,
Hasta que sientas ganas de reír,
Desnúdate, entra al mar y descarga tus pensamientos, tu fertilidad y tu amor,
en ese azul infinito.

Diálogo breve entre la gaviota y el Mar II

Como puede mi vuelo ser tan lábil? Preguntó una gaviota al mar; Es sencillo..Le respondió con tono azul y bordados de plata. Tu eres un ave errante, Todos lo somos… Cada cosa que ves te interesa, cada flor que miras te atrapa en sus colores; Eso no es cierto! Dijo la gaviota Lo que sucede es que yo iba de vuelo, o sea de viaje y de pronto un resplandor de alas de mariposa me encantó… Acaso nunca te ha ocurrido algo así? (Preguntó la gaviota) Pero el mar quedó en silencio…sus olas reventaban en los roqueríos como hace un millón de años Porqué has guardado silencio ¿ (preguntó la gaviota) Que dices? (le respondió el mar con un aire de olas breves que cortan en la orilla) Acaso todas las preguntas debes ser respondidas? ( dijo el mar finalmente) No entiendo, dijo esta vez la gaviota girando la cabeza para pretender una corriente de aire en ascenso.. Es simple (respondió el mar), o crees que eres el primero que se ha enamorado de los rayos del sol; o crees que eres el primero cuyo corazón late sin saber la razón?

Lo imposible

Una niña corrió por el campo, Era de mañana. Sus piernitas se humedecían con el rocío impregnado en las flores como purpurinas de estrellas, Por qué corres? Le preguntó el eucalyptus; Y la niña cuyo corazoncito latía como un río cordillerano, se sentó en una enorme y lisa piedra gris.. Corro porque quiero alzar el vuelo como los pájaros (respondió la niña) Y hacia donde quieres ir? Le preguntó el frondoso árbol Quero volar hacia un mundo donde sólo exista el amor, donde para alimentarnos no sea necesario comer  a ninguno de nuestros hermanos … Pero ese lugar no existe; (respondió el eucalyptus, con tristeza y un movimiento lento de sus hojas que dialogaban con la brisa de la tarde de enero) Y la niña lloró, Lloró, como si toda su agua interior ahora corriera hacia las praderas, Como si su llanto fuesen cristales, miles de millones de cristales fluyendo, Lloró con tal desconsuelo que sus ojitos se cerraron, se cerraron para siempre.

Poemas de Amor I

Nunca es suficiente declararte mi amor.
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Si no quieres, Deberé olvidarte

Deberé olvidarte,
olvidarte como la tierra del desierto olvida al agua,
como la montaña olvida al mar,
como la primavera olvida al otoño,
como se olvida una letra para escribir la siguiente en una palabra,
sin embargo se me hace imposible,
porque,
que sería de la sed del desierto sin el deseo infinito e insaciable del agua,
porque,
quién nutriría en la montaña sus cumbres de la blancura mágica de la nieve,
porque,
cómo podría nacer la primavera sin un otoño de hojas que alfombren los parques,
porque,
cómo haría mi pensamiento para escribir estas líneas si de veras fuese capaz de olvidar.






Nunca mas iré con mis historia pendejas de niños que miraban el mundo,
Si no quieres,
Nunca más iré con poemas pendejos de amor, de corazones azules que sangraban hacia el mar,
Si no quieres,
Nunca más iré con metáforas pendejas de otros mundos dentro del mundo.
De la luna plateando el mar,
O de lágrimas que se convertían en pájaros.

Pero si quieres,
Contaré todas las historias de niños que llevo consigo,
Si quieres,
Escribiré todos los poemas de amor que puedas imaginar, sobre dragones y valientes amantes,
Si quieres,
Bordaré con pétalos de flores cordilleranas un vestido par Ti,
Si quieres
Mi propio amor será un pájaro surcando el azul océano pacíficoo.

PD. En esa calle ladran los perros cuando es de noche, aunque no pueda oírlos. Tu nombre cayo sobre mi, como una gota de agua, un asoleado día en el Desierto de Chile. Ahora es de noche, y los fantasmas corren a toda velocidad, en estas arenas perdidas.

La flor ______ Un niño jugaba en el campo después del invierno, a encontrar una flor hermosa, cuando la halló rió de felicidad, saltaba y corría de alegría, sin embargo llegó a casa con las manos vacías... Cómo? le preguntó la madre, no habías ido a buscar una flor hermosa ? sí, le respondió el niño, y la encontré, pero si la cortaba para mí moriría, la madre sonrió y en un gesto leve susurró...no sabes nada de la vida hijo querido.


Como el infinito Salar de Atacama, así ha quedado mi amor frente a Tu olvido. Lo entiendo, se abandona aquello que no es esencial para vivir. PD. Sólo los fantasmas de los perros muerden mi memoria


Sumergí mis pies en el mar de Valparaíso, y una sensación arcaica, primitiva como mis orígenes, se descargo de mi cuerpo y huemdeció mis ojos, como la misma agua salada de ese mar antiguo.